Entrevistamos a la Dra. Leonor Puchades Carrasco, líder de uno de los proyectos ganadores de la 1ª Convocatoria de Ayudas Fundación La Colmena a la Investigación Científica. Desde la Plataforma de Apoyo al Desarrollo e Innovación de Medicamentos (PADIM) del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe), la Dra. Leonor Puchades lidera un proyecto innovador centrado en la búsqueda de biomarcadores tempranos que permitan predecir la progresión de la gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS) a mieloma múltiple. A través de un enfoque metabolómico y una sólida colaboración internacional, su investigación pretende abrir nuevas vías hacia una medicina de precisión más eficaz y personalizada. Conoce en esta entrevista su trayectoria, el impacto esperado de su proyecto y su visión sobre el papel de la ciencia y la divulgación en nuestra sociedad.
1.¿Qué te llevó a dedicarte al mundo de la investigación científica?
Desde que estudiaba Farmacia sentí mucha curiosidad por el proceso de descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos. Después hice un máster en I+D+i de fármacos, que reforzó aún más ese interés. Al principio trabajé en la industria farmacéutica, en distintas fases del desarrollo de nuevos tratamientos. Pero fue al incorporarme al Centro de Investigación Príncipe Felipe cuando entré en contacto con la investigación más básica. Ahí descubrí lo apasionante que es entender cómo se desarrolla una enfermedad y cómo podemos intervenir para mejorar la respuesta a los tratamientos. Desde entonces supe que la investigación científica era mi camino.
2.¿Qué áreas de la ciencia o la investigación te apasionan más y qué proyectos destacas de tu trayectoria hasta ahora?
Me apasiona investigar cómo el metabolismo influye en el cáncer, especialmente en la respuesta a los tratamientos y en la progresión de la enfermedad. A lo largo de mi trayectoria he trabajado en varios proyectos que integran análisis multi-ómicos —como metabolómica, transcriptómica y metagenómica— para encontrar biomarcadores que nos permitan predecir mejor la eficacia o toxicidad de las terapias. También exploramos posibles puntos débiles en el metabolismo de las células tumorales, que podrían convertirse en nuevas dianas terapéuticas. Es un campo con muchísimo potencial para avanzar hacia tratamientos más personalizados y efectivos.
3.¿Podrías explicarnos en qué consiste el proyecto que has presentado y qué impacto esperas que pueda generar en la lucha contra el cáncer?
Este proyecto, financiado por la Fundación La Colmena, busca estudiar el metabolismo de pacientes con MGUS y mieloma múltiple asintomático, que son fases tempranas y aún no malignas de la enfermedad. Lo que queremos es entender cómo cambian los metabolitos en sangre en estos estadios iniciales y si esos cambios pueden ayudarnos a predecir qué pacientes van a evolucionar hacia un mieloma activo.
El impacto puede ser muy relevante. Si conseguimos identificar biomarcadores tempranos de progresión, podríamos hacer un seguimiento clínico mucho más ajustado. Y lo más interesante: podríamos empezar a pensar en estrategias personalizadas que ayuden a frenar la enfermedad antes de que se vuelva más agresiva.
4.Sabemos que en los proyectos de investigación los esfuerzos suelen ser colectivos. ¿Puedes contarnos un poco sobre el equipo o grupo de investigación con el que trabajarás en este proyecto?
Este proyecto es posible gracias a un equipo multidisciplinar con el que tengo la suerte de trabajar en el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe. Colaboramos estrechamente con el grupo de Hematología y contamos con especialistas en metabolómica, bioinformática, biología molecular y hematología clínica, lo que nos permite abordar el estudio de una manera integral.
Además, el proyecto tiene una dimensión internacional muy significativa. Estamos trabajando junto al Dr. Sigurdur Kristinsson y su equipo en Islandia, quienes han llevado a cabo una innovadora campaña de cribado poblacional dentro de un proyecto financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC). Esta colaboración nos proporciona acceso a muestras únicas, permitiéndonos estudiarlos cambios metabólicos en fases muy tempranas del mieloma y obtener una visión novedosa sobre el desarrollo de la enfermedad.
5.¿Qué crees que la sociedad debería entender sobre el papel de la investigación científica y cómo la divulgación contribuye a ese entendimiento?
La investigación científica es fundamental para entender mejor las enfermedades, encontrar nuevos tratamientos y mejorar la calidad de vida de las personas. Es importante que la sociedad conozca este trabajo y entienda su impacto real.
Cada vez se valora más la capacidad de los científicos para comunicar, y creo que eso es muy positivo. Divulgar lo que hacemos de forma clara y accesible no solo informa, sino que también genera confianza y compromiso con la ciencia.
6.Además de tu trabajo en la ciencia, ¿Qué otras actividades o aficiones disfrutas en tu tiempo libre? ¿Hay algo que te ayude a desconectar o a recargar energías para seguir con tus proyectos?
Lo que más me ayuda a desconectar es viajar. También me gusta salir al aire libre, hacer planes con amigos y familia, y cocinar, ya que es una forma creativa de relajarme. El esquí también es uno de mis pasatiempos favoritos, me permite escapar y recargar energías.
7.Para terminar, ¿Qué consejo le darías a quienes sueñan con dedicarse a la investigación científica?
La investigación es un camino fascinante, pero requiere paciencia, perseverancia y una gran curiosidad. Mi consejo sería que nunca dejen de hacerse preguntas y que no se desmotiven ante los obstáculos. En ciencia, los resultados negativos forman parte del proceso y cada resultado, aunque no sea el esperado, nos acerca a nuevas respuestas.
También les sugeriría que busquen buenos mentores y que trabajen en equipo. La ciencia avanza cuando diferentes perspectivas se unen, y la colaboración entre personas con habilidades complementarias es fundamental para abordar los retos más complejos.