Desde Fundación La Colmena tenemos la firme convicción de que la investigación científica es una de las herramientas más poderosas para transformar la sociedad y mejorar la vida de las personas. Por ello, en 2024 impulsamos nuestra primera convocatoria de ayudas, con el objetivo de apoyar proyectos innovadores en los ámbitos del Cáncer, las Enfermedades Neurodegenerativas y la Longevidad.
Uno de los dos proyectos seleccionados fue el liderado por la Dra. Rebeca Sanz Pamplona, investigadora del grupo Cáncer Heterogeneity and Immunomics del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IISA). Su propuesta, centrada en el estudio del complejo mayor de histocompatibilidad (HLA) como biomarcador pronóstico y predictivo en cáncer colorrectal, busca ofrecer nuevas herramientas que permitan personalizar los tratamientos y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
En esta entrevista, la Dra. Sanz Pamplona comparte con nosotros los orígenes de su vocación científica, la fascinación que le despierta el comportamiento de las células tumorales, el trabajo de su joven y multidisciplinar equipo de investigación, y su visión sobre el valor de la ciencia en la sociedad actual.
1. ¿Qué te llevó a dedicarte al mundo de la investigación científica?
La curiosidad. Desde pequeña, me fascina la naturaleza. Un año los Reyes me regalaron un juego de ciencia con un microscopio de juguete que fue una revolución en mi vida. Luego claro está, las asignaturas del colegio y del instituto. Aunque sacaba buenas notas en general y siempre me ha gustado literatura, filosofía… siempre mi preferida ha sido ciencias naturales. En concreto, un profesor del instituto explicaba tan bien biología, que me decidí a estudiar esa carrera. Me fascinaban sus clases y lo que contaba.
2. ¿Qué áreas de la ciencia o la investigación te apasionan más y qué proyectos destacas de tu trayectoria hasta ahora?
Entender cómo una célula normal de nuestro cuerpo que se desregula puede llegar a ser tan letal. Por qué unas veces el sistema inmune o los propios sistemas de reparación son capaces de detectar y eliminar estos futuros tumores en estadios muy iniciales; y cómo en cambio otras veces son capaces de crecer tan descontroladamente que incluso llegan a metastatizar en órganos distantes. Las órdenes moleculares que median estos procesos, cómo las células tumorales interaccionan con células del microambiente tumoral. Llegar a entender estos procesos me parece fascinante. También, tratar de entenderlo en su conjunto mediante herramientas computacionales. No estudiar genes o proteínas aisladas sino el tumor en su conjunto.
3. ¿Podrías explicarnos en qué consiste el proyecto que has presentado y que impacto esperas que pueda generar en la lucha contra el cáncer?
En un trabajo previo del grupo comprobamos que la pérdida de HLA en la célula tumoral confería un buen pronóstico al paciente. De hecho, todos los pacientes con esta característica habían sobrevivido a la enfermedad y en ningún caso habían desarrollado metástasis. Este hallazgo solo se observaba en un subgrupo de pacientes: aquellos que habían sido diagnosticados en estadios no muy tardíos de la enfermedad y cuyo tumor había sido catalogado a nivel molecular como MSI, es decir, que acumula gran cantidad de mutaciones. Por un lado, seguimos estudiando este fenotipo para tratar de entender que le sucede al tumor cuando pierde esta proteína de la vía de presentación de antígenos. Por otro lado, pensamos que HLA puede tener un papel vital como biomarcador. El presente proyecto trata de validar estos datos preliminares en un grupo de pacientes mucho más amplio y multicéntrico. En caso de éxito, se estarían seleccionando pacientes con muy buen pronóstico que podrían ser curados con cirugía y que no necesitarían tratamiento con quimioterapia. Esto, evitaría toxicidades innecesarias y mejoraría la calidad de vida de dichos pacientes.
4. Sabemos que en los proyectos de investigación los esfuerzos suelen ser colectivos. ¿Puedes contarnos un poco sobre el equipo o grupo de investigación con el que trabajarás en este proyecto?
Somos un grupo joven. De hecho, fue en 2024 cuando nos consolidamos como grupo emergente en el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón. El grupo lo formamos 6 personas y es multidisciplinar. Contamos con una investigadora postdoctoral (Andrea Moreno),que realizó su tesis estudiando la biología molecular del cáncer de pulmón y también buscando biomarcadores en biopsia líquida. Además, tiene un máster en bioinformática y bioestadística. Es experta en modelos de machine learning para identificar biomarcadores y también en herramientas de predicción de neoantígenos. Eduardo Aranda y Paula Martín son nuestros investigadores predoctorales. Están financiados por la AECC y el ISCIII respectivamente. Eduardo es graduado en Farmacia y Bioinformática y centra su tesis doctoral en el análisis de datos de transcriptómica espacial (en metástasis de cáncer de colon y en tumores pediátricos). Paula es biotecnóloga y su tesis se centra en validar in vitro e in vivo las hipótesis generadas mediante bioinformática. De hecho, está muy involucrada en el proyecto de La Colmena. Además, trata de utilizar células NK como terapia en tumores metastásicos. Eduardo Candeal es técnico bioinformático y sobre todo se centra en el establecimiento de las pipelines de análisis de datos ómicos y echa una mano en todos los proyectos. Aunque es licenciado en Farmacia y doctor en ciencias de la vida, realizó un máster en bioinformática y tiene experiencia laboral amplia en el ámbito bioinformático. Por último, Ester Raigón es Ingeniera Biomédica y actualmente disfruta de una ayuda INVESTIGO. Es experta en análisis de datos ómicos y clínicos; y en la representación de resultados complejos usando las gráficas más adecuadas. En conjunto, somos expertos en el estudio del microambiente tumoral utilizando datos ómicos; así como en la búsqueda de biomarcadores pronóstico y predictivos que pueden ayudar a manejar mejor a los pacientes oncológicos. Aunque sobre todo nos centramos en tumores metastásicos, recientemente hemos abierto una nueva línea en tumores pediátricos donde buscamos nuevas dianas terapéuticas basadas en vacunas de RNA.
Además, tenemos colaboraciones muy estrechas con grupos de investigación del instituto y la universidad de Zaragoza, y también nacionales e internacionales.
5. ¿Qué crees que la sociedad debería entender sobre el papel de la investigación científica y cómo la divulgación contribuye a ese entendimiento?
Al menos en el contexto de la enfermedad oncológica, creo que la sociedad entiende que el papel de la investigación es fundamental. Si que la divulgación contribuye a que este entendimiento se incremente, pero también creo que tenemos que ser cautos. A veces nos entusiasmamos con un resultado que puede parecer muy prometedor en un modelo animal, pero pueden pasar años hasta que llegue a la clínica. O incluso puede fallar estrepitosamente porque los modelos animales no son perfectos y lo que funciona en ratón no funciona en humano. Pienso que un exceso de titulares bien intencionados pero un punto exagerados puede llevar a una cierta desafección de la sociedad, que de alguna manera puede pensar “cada semana encuentran un nuevo gen, una nueva terapia, han curado a 5 ratones, pero yo veo que la gente sigue sufriendo en mi entorno”. La ciencia tiene sus tiempos y hay que ser rigurosos y honestos con los resultados obtenidos. El cáncer es una enfermedad muy compleja y heterogénea a nivel molecular, por lo que es también complejo extrapolar resultados desde el laboratorio a la clínica.
6. Además de tu trabajo en la ciencia, ¿Qué otras actividades o aficiones disfrutas en tu tiempo libre? ¿Hay algo que te ayude a desconectar o a recargar energías para seguir con tus proyectos?
Mi afición desde pequeña ha sido la lectura. Me encanta leer de todo y siempre me ha ayudado mucho a desconectar. Además, me gusta mucho la música y el cine. Ahora no tengo mucho tiempo porque tengo dos hijos pequeños, pero también soy aficionada a la astronomía y a viajar. Vivo en un pueblo muy pequeño de Teruel, pero con muchas asociaciones y actividades. Participo en la organización de un festival de cine bianual de temática rural (el Festifal), estoy en el grupo de dance (baile tradicional aragonés) y en general me apunto junto con la gente de mi peña a todas las fiestas y eventos populares que se organizan. También hago pilates un par de veces a la semana y me gusta ir en bici y hacer rutas senderistas. Aunque ahora en general, lo que más hago al acabar de trabajar es estar con mis hijos tratando de no consultar el mail cada dos por tres.
7. Para terminar, ¿Qué consejo le darías a quienes sueñan con dedicarse a la investigación científica?
Esta pregunta es muy difícil, pero creo que le diría dos cosas. La primera evidentemente, que si le apasiona, que lo intente. Es complicado pero no imposible y si te gusta de verdad, es una profesión que se disfruta muchísimo. Tal vez no te hagas rico, pero tendrás una vida con un sentido. Y lo segundo, un pero. A veces, al ser una profesión tan vocacional, se nos olvida que también hay que desconectar y sobre todo seguir reivindicando unas condiciones laborales justas. Además, hay muchos perfiles profesionales en el mundo de la investigación y todos son bienvenidos. Encontrar en el que te encuentres más a gusto también es importante. La ciencia es grupal, multidisciplinar y global. La sensación de ser la primera personad l mundo que ve algo, que descubre algo, que entiende un mecanismo molecular, es indescriptible. Por muy pequeño que sea el hallazgo, estás contribuyendo a generar nuevo conocimiento.